Wednesday, September 18, 2013

Vladimir tuvo carrera del Salón de la Fama

Lyle Spencer /
MLB.com -
El anuncio de Vladimir Guerrero de su retiro oficial del béisbol no sonó mucho más allá de la República Dominicana. Pero fue apropiado que Vlad lo hiciera de esa manera: sin mucha bulla.
Al toletero quisqueyano nunca le agradó mucho la atención, prefiriendo hablar poco después de los partidos, aun cuando había sido espectacular, algo que sucedía con bastante frecuencia.
Guerrero, quien se pasó seis años con los Angelinos después de ocho con los Expos de Montreal, fue uno de los más grandes de su generación. Habrá debate sobre sus argumentos para el Salón de la Fama, pero para mí, miembro de la Asociación de Cronistas de Béisbol en partes de cuatro décadas, es una decisión fácil.

Este hombre pertenece a Cooperstown.
Guerrero fue un pelotero de primera categoría y de las cinco herramientas. En los últimos años de su carrera fue desconcertante para él la forma en que una de esas herramientas se le fue: la velocidad. Seguramente no fue de mucha ayuda jugar ocho temporadas en la durísima grama artificial del Estadio Olímpico de Montreal.
Con sus rodillas bien debilitadas, el dominicano tuvo suficiente para tener una última gran temporada en el 2010, cuando bateó .300 con 29 jonrones y 115 empujadas por los Rangers.
Guerrero siempre fue bien popular entre sus compañeros, desde Montreal hasta Baltimore, donde jugó por última vez en Grandes Ligas en el 2011. Su humildad natural, tratándose de una superestrella, fue algo para el recuerdo.
En 10 ocasiones, terminó dentro de los primeros 15 en las votaciones para el premio a Jugador Más Valioso. Fue el JMV de la Americana en el 2004 y terminó tercero tanto en el 2005 y el 2007.
Mike Trout ha tenido un gran inicio de su carrera, pero tendrá que cubrir mucho terreno para eclipsar el otro jardinero de los Angelinos que usó el número 27.
Los números de por vida de Guerrero-promedio de .318, slugging de .533, OPS (porcentaje de embasarse más slugging) de .931, 449 jonrones, 1,496 empujadas, 1,328 anotadas, 181 bases robadas-sólo cuentan una parte de la historia. El quisqueyano jugó cada entrada con pasión.

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